miércoles, enero 21, 2009

Kin-Jo: El arte marcial de la felicidad Etiquetas acupuntura arte marcial energia vital kin jo medicina

Fuente: http://www.masalladelaciencia.es

Creado en Francia hace más de una década, el Kin-Jo actualiza las artes marciales combinando el movimiento, la mirada, el color y el sonido para equilibrar el flujo de energía vital y obtener beneficios en todas las esferas que integran el ser humano.

El Kin-Jo es un arte marcial que restablece el equilibrio y el bienestar del cuerpo físico y favorece la autorrealización en armonía con la Naturaleza y el Universo. Los movimientos que recoge esta técnica inciden progresivamente en la estructura energética del ser humano para mejorar su flujo y eliminar los bloqueos. En opinión de Angel Sánchez, transmisor de esta práctica desde hace siete años, “el Kin-Jo es la fuente universal del movimiento y tiene como objetivo la apertura y la expansión. Desbloquea así las barreras internas de la persona”. “La apertura es progresiva y siempre se tiene un control absoluto de todo el proceso –añade–. La llave es nuestra propia conciencia y cada uno decidirá consciente o inconscientemente lo que está dispuesto a abrirse.”
El Kin-Jo recoge la esencia de disciplinas como el yoga, la acupuntura, la medicina energética y las artes marciales, y apuesta por la actualización de todos estos saberes para diseñar una técnica innovadora que esté en consonancia con las necesidades del hombre actual. Su difusión se inició en los años noventa del pasado siglo con la Escuela Francesa. Diez años más tarde llegó a España y se creó la Escuela Española, que cuenta con transmisores en distintos puntos de la Península.

Despertar cuerpo-mente

En el despertar cuerpo-mente son importantes el movimiento y la respiración. Por ello se emplean series de las artes marciales, los katas. El lenguaje corporal abre caminos hacia nuestro inconsciente a través de ellos y lo conecta con la Naturaleza. Los katas actúan como dispositivos de ensayo de las articulaciones y los músculos detectando los desequilibrios y recolocando nuestro cuerpo en el espacio. Para Anahí Asenjo, transmisora desde hace diez años de esta técnica y gran conocedora
de otras prácticas, como el chi kung, el yoga kundalini o el taekwondo, “esta técnica
marcial posibilita la conexión con tu ser interior y te hace más consciente y responsable de tus decisiones. Con la apertura que se alcanza vamos percibiendo con mayor detalle todo lo que nos rodea. De manera suave y progresiva se van deshaciendo los bloqueos. Así se empieza a expresar lo que somos en cada gesto y se llega al equilibrio y la armonía deseados. Se trabaja además con los cuatro ejes y en una dirección clara y directa, siempre hacia delante. Si la enfermedad supone un bloqueo, el Kin-Jo propone la apertura para favorecer el proceso sanador”. El practicante de Kin-Jo se convierte así en testigo y actor de su propio proceso de sanación, pues se le da la oportunidad de canalizar, transmutar y liberar todo lo negativo.

Ruedas energéticas


La práctica del Kin-Jo está estructurada en ruedas o niveles que potencian el bienestar integral. La rueda del físico trabaja en el dominio del cuerpo e implica “entrar en acción”. La rueda del etérico afianza el dominio del espacio y propicia la transmutación energética. La rueda del astral desenmascara las programaciones personales y las emociones profundas, abriéndonos hacia la universalidad; el trabajo energético se hace con una vara de bambú, por lo que es más recomendable realizarlo al aire libre. Finalmente, la rueda del causal abre un camino de exploración hacia los planos más sutiles de la conciencia y nos conecta con el Cosmos. Se practica con un pequeño escudo y una espada de madera para reforzar el movimiento. El Kin-Jo está integrado por una serie de posiciones básicas que tienen sus raíces en otras artes marciales. Como apunta Sánchez, “la postura básica es de pie porque así se conecta con la tierra y con el cielo. En la medida de lo posible es bueno estar orientado al Norte. La posición de entrada permite ubicarte en el ‘aquí y ahora’, ser consciente del movimiento, de lo que eres y de tu conexión con todo lo que te rodea. Hay toda una simbología en el Kin-Jo que te abre a una dimensión nueva, a la geometría sagrada”.

Color, sonido y mirada


En el Kin-Jo los colores, los sonidos y la mirada nos conectan con nuestro ser y nuestro entorno. El color se utiliza para activar las frecuencias vibratorias de cada una de las ruedas: la rueda del físico se asocia a los colores verde esmeralda, el azul turquesa, el amarillo azafrán y el rosa fucsia; la rueda del etérico al verde agua, el azul cobalto, el rojo burdeos y el amarillo limón; finalmente, las ruedas del astral y el causal se relacionan, respectivamente, con el blanco y el dorado. Paralelamente se juega con el sonido, que refleja una determinada frecuencia vibratoria. Pero sonidos como EOK, DAYONG o SHUGAN solo pueden ser emitidos cuando la práctica de este arte marcial ya esté perfectamente integrada, pues tienen un carácter implosivo, es decir, se emiten desde el segundo chakra, Hara, hasta el
Punto de Cruce situado en el centro del pecho, a diferencia de los sonidos explosivos, que son proyectados por la voz gracias a las cuerdas vocales. La mirada constituye una herramienta fundamental en la toma de conciencia de lo que nos rodea. A través de ella se estimulan las glándulas pituitaria y pineal. El Kin-Jo recoge una secuencia de diez posiciones visuales o puntos direccionales. A cada uno le corresponde un tipo de energía –telúrica, animal, vegetal, etc.– y está asociado a un kata.